Con paso decidido, Raúl se dirigió al baño de la escuela. Al entrar, se aseguró de que estaba completamente vacío, lo cual solo aumentó la emoción de lo que estaba a punto de hacer. Cerró la puerta con llave, creando un ambiente íntimo y privado.Se acercó al espejo, admirando su nuevo cuerpo asiático y sintiendo cómo la excitación se apoderaba de ella. Lentamente, comenzó a desabrochar su blusa, revelando suavemente su pecho, mientras sus dedos jugueteaban con sus pezones erectos. Los gemidos suaves escaparon de sus labios mientras se acariciaba y acariciaba sus senos con pasión desenfrenada.
La necesidad de más se apoderó de ella, así que se despojó de su falda escolar, dejando al descubierto sus muslos y su entrepierna cubierta por unas diminutas braguitas. Sin dudarlo, se deshizo de ellas, dejando al descubierto su intimidad húmeda y anhelante.
Apoyándose contra el lavamanos, Raúl se
deleitó en la visión de su propio reflejo mientras sus manos exploraban su sexo
ansioso. Con movimientos ágiles y sensuales, comenzó a acariciar sus labios
inferiores, sintiendo cómo la excitación se intensificaba con cada roce.
Sus dedos se deslizaron hábilmente
dentro de sí misma, mientras imaginaba encuentros eróticos con compañeros de
clase y maestros. Los suspiros de placer llenaron el pequeño espacio del baño
mientras se acercaba al clímax.
Finalmente, el éxtasis la envolvió, sus
piernas temblaron y un orgasmo explosivo la hizo estremecerse de placer. Los
gemidos de satisfacción resonaron en las paredes, mezclándose con el sonido del
agua corriendo en los lavabos.
Raúl se apoyó contra la pared, recuperando el aliento después de su intensa experiencia. Se miró en el espejo, su rostro radiante de satisfacción y satisfacción. Sabía que había explorado su sexualidad sin restricciones y eso la hizo sentir poderosa y llena de vida.
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