Raul, después de ser transformado en una voluptuosa rubia de curvas irresistibles, se encontraba en una concurrida cafetería llena de gente. La mirada de todos estaba fija en él, y en lugar de sentir vergüenza, una ola de excitación recorrió su nuevo cuerpo. Sintiendo el poder de su nueva apariencia y la lujuria que lo consumía, decidió aprovechar la situación al máximo.
Con confianza y una sonrisa traviesa en
sus labios, Raul se levantó de la silla y comenzó a desabotonar lentamente su
blusa, revelando su exuberante escote y dejando que la tela cayera al suelo.
Los suspiros y murmullos llenaron la sala mientras todos observaban con avidez.
Raul no podía resistir la excitación que lo embargaba, así que decidió llevar
las cosas un paso más allá.
Sin ningún reparo, se quitó la falda y
los panties, dejando a la vista su piel suave y seductora. Se mordió el labio
inferior mientras se acariciaba sensualmente, sintiendo cómo sus dedos
exploraban cada rincón de su intimidad. Los gemidos ahogados escapaban de sus
labios, llenando el aire con un aura de deseo.
La audiencia estaba completamente
hipnotizada por la escena erótica que se estaba desarrollando frente a sus
ojos. Algunos se atrevieron a unirse a Raul, liberando sus propias inhibiciones
y cediendo al impulso de la pasión desenfrenada. La cafetería se convirtió en
un lugar de lujuria y placer, donde las fantasías más osadas se hacían
realidad.
Raul, ahora completamente entregado a su
nuevo yo, disfrutó de cada momento de éxtasis y satisfacción. La magia de la
bruja TG le había brindado una experiencia única en la vida, liberándolo de
todas las restricciones y tabúes. El placer llenó cada fibra de su ser,
mientras la multitud enloquecía con cada movimiento seductor y cada gemido de
deleite.
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